octubre 09, 2007

Segunda Ascensión: Schulze 1906


Gustav Schulze



Croquis Schulze



Nordeste del Naranjo desde Peña Castil



Y Griega desde la Canal de la Celada



Croquis de la Schulze hasta la Gran Cornisa
Ref:




“Los últimos tres metros de ese paso no pudieron, en verdad, ser más expuestos, y no me acuerdo de ningún lugar que pueda ser comparable a el”
Vía Schulze remontando a la Gran Cornisa
Ref:

HISTORIA:

Apasionante relato corto sobre la escalada en solitario de Schulze escrito por ALFREDO ÍÑIGUEZ, aperturista de Amistad con el Diablo

GUSTAVO SCHULZE Y EL PICU

Un atardecer del año 1907, se encuentran reunidos compartiendo mantel, a la vera de la ría de Tinamayor el conde de Saint Saud, Don Pedro Pidal, Marqués de Villaviciosa, y un tercer personaje, alto, de un metro ochenta de estatura y poblados bigotes decimonónicos.
En un instante se va a producir uno de los más emocionantes episodios de la historia de los Picos de Europa.
El tercer convidado, que no es otro que el geólogo alemán Gustavo Schulze, toma la palabra y en aquel apacible ocaso en Unquera se dirige a sus dos acompañantes:

“Llegué a la cumbre y para mi sorpresa encontré dos botellas de vino, una llena y la otra con un mensaje en su interior, dónde usted, D. Pedro, invitaba al segundo ascensionista a degustar el preciado néctar; puede usted jurar que así lo hice, trasegando el sobrante a mi cantimplora”

Echó el doctor mano a su cartera y sacando el documento se lo entrega al Marqués, éste presa de la más intensa emoción, apenas puede articular palabra...

Cuenta S. Saud posteriormente que, en efecto, la cordada Pidal-Cainejo, había acopiado dos botellas de vino hasta la cima, bebiendo una para celebrar su victoria, y templar los nervios de paso, y abandonando la otra para disfrute de posteriores ascensionistas.

El doctor Schulze había nacido en México, de padres alemanes, conoció los Picos de Europa, por cuestiones relativas a su profesión de geólogo, aunque sus trabajos publicados mas tarde en Alemania y México, no fueron conocidos en España. Era evidentemente un alpinista experimentado, conocía el uso de las clavijas y dio buena muestra de ello en el descenso del Picu por la cara sur, tras haber trazado sobre la montaña uno de los más elegantes itinerarios del Macizo.

Cuanto daríamos hoy por haber sido testigos de aquella ascensión:

Un hombre, en completa soledad, se dirige con paso firme sobre las empinadas pedreras de la canal de la Celada, un uno de Octubre del año 1906. Va en busca de una marcada plataforma situada bajo los paredones de la cara este de la Montaña, dónde se alza adosada una gigantesca lastra de más de cien metros de altura ,un capricho al que la naturaleza ha dotado de la forma de una colosal “Y”. Su aguda intuición detecta un elegante diedro que fractura la placa veinte metros a la izquierda de la base de la “Y”. Tras un breve descanso, inicia la escalada superando con decisión los primeros metros hasta encontrar un nicho, donde se detiene a observar la ruta a seguir: una llambría, que va ganando verticalidad, le permitirá situarse en la chimenea que conforman la gran pared de la cara este y el ramal derecho de la adosada “Y” y que ya desde la propia Celada había detectado; un paso, casi desplomado, le permitirá introducirse en la chimenea que en principio muy estrecha va haciéndose mas ancha a medida que nuestro hombre gana metros a la montaña con la técnica de oponer espalda y extremidades por su interior.
Llegado a lo alto de la “Y”, en una cómoda repisa, de nuevo el Doctor ha de analizar el “camino”; sabe, pues ha estudiado la Montaña, que ha de realizar un extraordinario flanqueo a la derecha, una travesía en busca de las marcadas canales que como garras hienden la pared norte del Urriellu y que sus dos antecesores, el Pastor y el Marqués utilizaron sabiamente en la primera ascensión. Rastrean sus ojos las extraordinarias paredes que se alzan sobre su posición, rutas que serán recorridas muchos años después.
Con germana determinación comienza a escalar el pasaje, cruzará primero hasta el ramal derecho de la gran lastra, de ahí, solo un alarde de arrojo, le permitirá superar un marcado espolón sin visibilidad lateral pero con un abismo bajo sus pies que ya se extiende hasta las Arenas de Cabrales, dos mil metros más abajo y le permite vislumbrar el mar Cantábrico en el horizonte. Cual será la sorpresa de éste hombre al alcanzar la Gran Repisa de la Cara Norte y comprobar su magnitud: como pilares de catedrales góticas colosales se alzan ante él verticales espolones, desplomes que son bóvedas naturales. Sin duda recorrerá en soledad, henchido de gozo, uno de los regalos más hermosos con que la geología, muchos dirán Dios, adornó los Picos de Europa.
La Gran Cornisa va haciéndose mas estrecha a medida que recorre la cara norte, en dirección oeste, hasta desaparecer; esto ocurre a la altura del entronque con la gran chimenea que asciende abriéndose como un gran embudo hasta ganar la propia cumbre del Picu
Es Octubre, discurrían los primeros metros de la ascensión por las soleadas vertientes de la cara este, pero la travesía ha llevado a nuestro buen amigo el doctor bajo la sombría norte, expuesta además a las brisas y vientos. La temperatura ha descendido no pocos grados, y ahora se enfrenta a algunos de los pasos mas expuestos de la ruta.
Nunca viene mal un descanso, seguramente pensaba Schulze mientras recorría tranquilamente la Gran Cornisa: quizás al enfrentarse de nuevo al rigor de la escalada no lo viera de la misma forma. Decíamos que ésta desaparecía bruscamente en un punto bajo las grandes chimeneas; es además otro de los lugares dónde hay que intuir la vía, puesto que la visibilidad está limitada por la misma pared; allí hubo de echar mano de nuevo de su valor y su técnica, es indudable que a partir de ese punto su ruta enlazaba con la de sus antecesores, no obstante esos primeros pasos, abandonando la seguridad de la cómoda repisa, para enfrentarse a un terreno vertical y a un abismo de cuatrocientos metros bajo sus pies hasta el fondo de la canal de la Celada, seguro pusieron a prueba los templados nervios del teutón. ¡Que placer verle remontar las angosturas de las canales, las panzas de burra ,imaginarlo salir triunfante a la cumbre en completa soledad!
Pero aun no termina este hombre de sorprendernos, tras reponer fuerzas y recoger la tarjeta y el vino abandonados por Pidal y el Cainejo, se dirige sin dudar anfiteatro abajo, por los vírgenes despeñaderos de la cara sur, en lo que sería el primer descenso de la misma; destrepando hasta lo humanamente posible, continúa descendiendo por medio de rapel, abandonando en su afán las primeras clavijas utilizadas en el Naranjo y en España.
Si la primera ascensión de 1905 nos llena de admiración, la expedición del doctor Gustavo Schulze es uno de los más bellos capítulos de la historia del alpinismo.
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Ref: Alfredo Íñiguez en foros piedrasobrepiedra



Ref: PeñasDePrado



Schulze, fotocroquis Parte Superior
Ref:


¿Qué será preferible: la panza de burra de la Pidal o la variante de Schulze en la chimenea?

"...Yo hice la Pidal, pero como a más de uno le habrá pasado, en el largo de la panza de burra (la primera) me equivoque y me fui por la chimenea de la derecha, con lo cual ese largo lo hice por la Schulze.
El caso es que sabía que la Pidal iba por la chimenea de la izquierda, pero una vez metidos en faena, me encebollé y sin saber porque me fui por la derecha.
De lo que recuerdo de la chimenea por la que subió Schulze en su variante, el comienzo es fácil, progresión típica de pasos en chimenea, pero llegando al final, hay un punto en que ya no se puede progresar de esta manera y la cosa se complica. Recuerdo que llegado a este punto miré para abajo y habia un patio considerable y una posible caida hubiera tenido graves consecuencias, no por el patio, sino porque la caida no era limpia. Con todo esto el coco empezaba a trabajar en contra de uno, respiré un poco, templé los nervios y vi un clavo a mi izquierda, viejo, oxidado, pero al fin y al cabo un clavo, coloqué una cinta larga y concluí el largo, pensando: ¿pero quién me manda a mi meterme...?
Monté la reunión en una repisa bastante amplia y cómoda y ya más tranquilo, pensé que sí, que esta gente los tenia cuadrados para hacer cosas de estas en aquella epoca, con los medios que había y desconociendo hasta donde llegarían y como darían la vuelta en caso de tener que hacerlo.
...recuerdo que en el siguiente largo a este, el que discurre por encima de las dos chimeneas donde estan las dos variantes, mi compañero, que fue el que lo hizo de primero, se encontro con una panza que él superó con facilidad y a mi me costó un poco, por estar la roca un poco fría al estar en sombrío y quedárseme los dedos helados.
Aun así me pareció que tenía su tema, cuando yo pensaba que todo era coser y cantar. De ahí hacia arriba ya nada que resaltar.
Ahora me queda pendiente hacer la Pidal por su sitio y la Schulze igualmente desde su comienzo.
Lo unico que no me gustó de estas dos vías, en el tramo de la chimenea, es la facilidad con que puedes tirar piedras incluso poniendo todo el cuidado de no hacerlo.
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[dato de un forero]



Ref: ViaClásica escala la Pidal por la Schulze

Otras referencias:

Un completísimo relato de la escalada de Schulze y buenas fotos y croquis de la vía en:
http://www.forospiedrasobrepiedra.com




"Schulze era en 1906 un mocetón de 25 años, de casi 1,80 metros de estatura, rubio, de grandes bigotes, apasionado por la naturaleza en general y por la geología en particular: lo mismo regresaba empapado de la playa, tras pasar una tarde tomando fotos de las rompientes, que volvía de las vecinas colinas de Tina Mayor con un morral pesadamente cargado de fósiles.

"En una ocasión, y mientras se hacía tertulia tomando el sol a la puerta de la Fonda Velarde, le preguntaban, un poco en broma, que para qué querría él aquel morralao de piedras: - ¡Qué tonterra!, contestó. (Nunca fue capaz de pronunciar correctamente la palabra 'tontería'). Y saltando desde la acera al balcón del primer piso, y desde éste al del segundo, entró en su habitación y bajó por la misma 'vía de la fachada', trayendo consigo un guijarro y una piqueta de geólogo: tras media docena de golpes bien aplicados, surgió de la piedra un hermoso caracol fósil, que causó la admiración de aquellas sencillas gentes, Era fuerte y ágil como él solo..."

Ref: Artículo de Odriozola en la Revista Peñalara; citado por Elisa Villa Otero en Gustav Schulze en los Picos de Europa.

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